Un paseo nunca debería tener un propósito definido; en vez de salir con un destino, deberíamos sumergirnos en la belleza del paseo en sí. Nunca deberíamos llevarnos nuestras preocupaciones con nosotros porque al final del paseo lo único que lograremos es que estas preocupaciones se arraigen más a nuestra mente al final.
Hay que ser consciente, aprendiendo a prestar atención total al paisaje, los sonidos, los olores, estudiar la belleza de las hojas de los árboles, de las nubes, descubrir las fragancias de las flores.
Nunca es equivocado si se decide pasar tiempo disfrutando de la naturaleza, en especial, si son bosques. Tus pasos parecen más ligeros, una profunda sensación de tranquilidad y paz llena el cuerpo. Florece hasta la creatividad.
Soy una mujer nueva, llena de energía y de vida en el bosque, tiene un poder reparador.
Alan Devoe dijo: "El mundo, después de todo, no es tan insoportable cuando una persona tiene la posibilidad de pisar el bosque, mirarlo, olerlo, sentir su textura y estar a solas con él".