Demasiadas personas llevamos una vida mezquina. Demasiados de nosotros morimos a los treinta y recibimos sepultura a los noventa. No recordamos que nada puede detener a una persona que no quiere que la detengan, la mayoría de las personas no fracasamos, sencillamente, dejamos de intentarlo. Y la mayor parte de las limitaciones que nos impiden realizar nuestros sueños nos las imponemos nosotros mismos; por eso, hemos de sacudirnos nuestras ataduras de este pensamiento mezquino, hay que tener el valor de soñar a lo grande para variar y aceptar que el fracaso no es una opción para nosotros.
"No es porque las cosas son difíciles por lo que no nos atrevemos a hacerlas, son difíciles porque no nos atrevemos a hacerlas" dijo Séneca.
Todos, en nuestra vida nos enfrentamos a dificultades, tendríamos que ser capaces de aceptar con serenidad las cosas que no pueden cambiarse, valor para cambiar las cosas que deberían cambiarse y sabiduría para distinguir las unas de las otras.
Un % muy elevado de las preocupaciones se refieren a cosas que muy probablemente no nos sudederán nunca, otro % tienen relación con acciones pasadas que no pueden cambiarse, otro % conciernen a las opiniones de personas cuyas opiniones en realidad no nos importan, un % mínimo se relacionan con cuestiones de salud personal o física que se pueden resolver sin desgastar ni un ápice de nuestra energía y sólo un % irrisorio se refieren a cuestiones reales que requieren de nuestra atención. Identificadas y dejadas de lado aquellas preocupaciones sobre las que no podemos hacer nada o las que suponen una completa pérdida de energía, elminamos un % muy, muy, muy elevado de los problemas que muchas veces nos llegan a atormentar.
Uno de los aspectos más extraordinario de nuestro tiempo es el hecho de que no puedes gastarlo por anticipado. Aprovéchalo sin importar lo que haya sucedido en nuestro pasado, tenemos que llegar a comprender que cada amanecer trae consigo la oprtunidad de empezar una nueva vida.
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