Muchas veces me he
planteado si mi superior es realmente el profesional más adecuado para sacar
adelante un equipo de trabajo. Me preguntaba si es
competente. Pues hoy ya puedo afirmar que hay que rendirse a la evidencia: mi
jefe no es que necesite un empujoncito, necesita un buen empujón…. pero para
sacarlo del medio.
Es innegable que no
todos los responsables de un departamento o algo más están a la altura de lo
que se espera de ellos. No obstante, tampoco tendríamos que perder de vista un
aspecto importante, un buen líder no tiene por qué ser el trabajador que más sabe
sobre su ámbito de especialización, sino el que sabe formar y gestionar un
equipo con los empleados más preparados (laboral y mentalmente). Eso sí, para
no desvirtuar esta cualidad, conviene que el jefe sea consciente de sus
limitaciones y aprenda a delegar aquellos aspectos que escapan de su control (y
muy especialmente si se trata de un miembro del equipo
directivo, como en este caso, “el mandamás diría yo”).
La competencia
clave de cualquier jefe debe ser la habilidad de sacar lo mejor de sus
colaboradores, gestionar el talento y tener capacidad de liderazgo. Pero como
lo cortés no quita la valiente, tampoco es de recibo que un responsable
desconozca totalmente la situación del “mercado”
en el que trabaja, conviene que el recién llegado se ponga al día cuanto antes.
Es aconsejable que
el líder sea consciente en todo momento de aquellos aspectos que se le escapan.
Con ello, no sólo se ganará la credibilidad de sus colaboradores, sino que
evitará poner determinados proyectos en peligro por responsabilizarse de
cuestiones que no controla. Sin embargo, para que esta sinceridad sea efectiva,
debe de ir acompañada de autoridad, para evitar que sus subordinados le coman
el terreno… en fin, sin más cometarios que añadir…
(pausa, es que
después del redactado de este párrafo me ha dado la risa)
Otra circunstancia
que puede producirse cuando el jefe tiene menos preparación que el resto de los
empleados son las críticas por parte de estos
últimos. Si esto ocurre, lo más recomendable es reunir a los colaboradores y
explicarles el porqué de sus carencias. Incluso, también es aconsejable dejar
claro que se está intentando subsanar esta limitación. Lo importante, en este
caso, es actuar, no quedarse con los brazos cruzados, mirar a otro lado o
esconder la cabeza bajo tierra, haciendo esto el problema no desaparece, sigue
estando ahí.
Podría seguir, pero
esto se me hace insufrible e interminable, el resto lo dejo a la imaginación.
Hoy, puedo afirmar
que mi jefe carece totalmente de lo detallado en estos párrafos.