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jueves, 17 de octubre de 2013

Yo era...



Por favor, no sigas si no te apetece leer palabras y pensamientos que sólo evocan negatividad… era un mal día, mala semana, mala época, os dejo un texto nocivo.

Todo sigue igual en el trabajo, las semanas laborales son largas, muchas horas sin nada que hacer. Algunos pensaran pero si tienes trabajo, cobrando a final de mes, ¿se está bien estar en el trabajo sin hacer nada?, ¿sin estar estresada?, pero el no hacer nada me crea estrés (con un poco no se enferma), angustia, depresión,… me gustaría poder mostrar mis aptitudes y en vez de eso, me paso el día releyendo noticias de diferentes diarios y mirando cotilleos en diferentes revistas. No puedo seguir mucho tiempo más así, estoy deprimida, sí, lo confieso.

Comienzo a pensar que no sirvo para nada, que no tengo valor como persona, que no soy nadie, a veces me pregunto cuál es mi contribución en esta sociedad pero no he encontrado la respuesta aún. No tengo hobbys, al menos si los tuviera, me podría pasar el día entretenida en cuerpo y alma en ello, pero no encuentro nada… vivo amargada, mi situación es tal que ha alcanzado todos los momentos de mi vida, ni me considero profesional ni mujer ni , soy un fracaso, una vida errante que se mueve por la marea, de aquí para allá sin rumbo fijo, sin saber dónde está mi lugar.

Sí, sí, afirmo que soy una cobarde por no intentar cambiar; me quejo, me da un puntazo repentino y en ese momento actúo (en este caso lo vomito y lo plasmo aquí), pero es sólo un ratín, después me rindo y vuelvo a mi estado “de letargo”, el que me acompaña desde hace innumerables años.

Sí, sí, envidio a mucha gente que ejerce un control en su vida, envidio su fortaleza, su tesón, su voluntad, su valentía… envidio tantas cualidades que a mí me faltan. Muchas veces me pregunto qué hago mal, cómo llegué a esta situación... soy un caso extraño… sin amigos, sin vida social, supongo porque me siento tan mal conmigo misma que para no sufrir más me encierro en mi caparazón; no llamo la atención, soy invisible; no cuento, haciendo analogía me siento número primo, sola; como un naufrago en medio del pacífico; un barco a la deriva... qué mal estoy, me doy cuenta, pero me encuentro tan perdida que no sé hacia qué punto cardinal tengo que girar, no sé qué hacer, creo que necesito ayuda pero no puedo permitírmela, y sé que yo sola no puedo pero tampoco tengo a nadie con quien hablar, nadie me escucha, siempre que intento empezar a hablar, se cambia de tercio, a nadie le interesa ayudarme, no quieren ayudarme, no saben ayudarme pero yo tampoco emprendo ninguna acción, respirar no es ninguna acción, no se puede vivir sólo de eso, me gustaría tener amigos, compañeros y amantes pero me doy cuenta que nada de eso tengo; los amigos escuchan, los amantes se aman… 

Me ahogo…

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